Las finanzas internacionales siempre han estado marcadas por ciclos de euforia y crisis. Los mercados, aunque intenten dar una sensación de estabilidad, suelen ser más frágiles de lo que parecen. El caso de las bolsas de valores después del año 2000 es un ejemplo claro de cómo la confianza puede evaporarse de un momento a otro.

Las bolsas se desplomaron el 2000 y, desde entonces, no han vuelto a recuperar sus niveles de entonces. Este fenómeno no sólo afectó a grandes inversionistas, sino también a miles de ahorradores comunes que vieron disminuir el valor de sus fondos. La lección es sencilla, pero contundente: ningún ciclo alcista es eterno, y siempre es necesario estar preparado para la corrección.

Para quienes deseen profundizar sobre cómo funciona este “ruedo financiero”, puedes leer más aquí:
Se desplomaron el 2000 y no han vuelto a recuperar sus niveles de entonces.

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