El financiamiento público de la educación superior en Chile ha sido uno de los temas más discutidos en los últimos años. Para 2016, el presupuesto nacional cubre ya más de la mitad de los ingresos necesarios para costear los aranceles de todas las universidades públicas.
Este avance representa un paso importante hacia un sistema educativo más inclusivo, aunque todavía quedan desafíos por delante. El reto ahora es asegurar que los recursos se utilicen de manera eficiente y que se sigan implementando políticas que permitan a más jóvenes acceder a la educación superior sin endeudarse de por vida.
El debate sobre el presupuesto educativo no es solo una cuestión de números: define las oportunidades y el futuro de miles de estudiantes chilenos.
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