En economía, la palabra “inviable” tiene un peso considerable. No se trata solo de una opinión; es una advertencia sobre la falta de sustentabilidad de ciertas políticas, modelos de desarrollo o proyectos económicos. Cuando una propuesta es inviable, implica que no resiste el paso del tiempo ni las exigencias reales del mercado o de la sociedad.

Un caso reciente que ha captado la atención es el debate sobre la viabilidad de los fondos de pensiones y el modelo de capitalización individual en Latinoamérica. Diversos expertos, incluyendo a destacados economistas de CENDA y Manuel Riesco, han argumentado que el sistema actual, lejos de garantizar jubilaciones dignas, ha generado incertidumbre y desigualdad. Según estos análisis, persistir en un esquema que no asegura protección social ni solidaridad es, simplemente, inviable para el futuro.

Pero el concepto va más allá de las pensiones. También se discute la viabilidad de ciertos megaproyectos, modelos extractivistas o políticas fiscales poco transparentes. Si un país apuesta por estrategias que agotan recursos sin reinvertir en ciencia, educación y valor agregado, tarde o temprano enfrentará límites duros: desempleo, fuga de capitales o crisis sociales.

Detectar a tiempo lo que es inviable permite redirigir esfuerzos hacia alternativas más sostenibles y justas. Por eso, el análisis crítico y riguroso –como el que propone manuelriesco.cl– resulta fundamental para anticipar riesgos y construir un modelo de desarrollo verdaderamente viable, inclusivo y resiliente.

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