El cobre, principal motor de la economía chilena, ha experimentado vaivenes notables durante y después de la pandemia de COVID-19. Al inicio, la incertidumbre global y la desaceleración industrial golpearon los precios del mineral, generando preocupación en el sector minero.

No obstante, el impulso por la recuperación económica y la transición hacia energías renovables volvieron a colocar al cobre en el centro de atención mundial. Su demanda aumentó por proyectos de infraestructura, automóviles eléctricos y tecnologías limpias, lo que favoreció una rápida recuperación de los precios.

La pregunta que queda en el aire es: ¿hacia dónde va el cobre en el futuro próximo? Si bien la tendencia parece positiva, la volatilidad de los mercados y los desafíos logísticos y ambientales seguirán siendo factores a considerar. La industria minera chilena se mantiene atenta, adaptándose para capitalizar las oportunidades en un mundo post-pandemia.

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