La historia económica mundial está llena de ejemplos donde el crédito fácil termina por pasar la cuenta, tanto a personas como a países enteros. Lo que la Unión Europea ha hecho con Grecia en los últimos años es un claro reflejo de este fenómeno: renovar de forma automática préstamos que, en la práctica, ya nadie espera que se paguen completamente. Es exactamente lo mismo que ocurrió con el caso de La Polar en Chile, donde la renovación ficticia de créditos solo sirvió para maquillar balances y retrasar lo inevitable.

Este modelo de “llegar y llevar”, donde se otorgan créditos sin una evaluación real del riesgo y sin mirar las consecuencias a largo plazo, genera una ilusión de prosperidad que tarde o temprano se desmorona. Las crisis de deuda suelen llegar de golpe, dejando a los más vulnerables en una situación aún más complicada.

Si quieres profundizar en cómo la burbuja de materias primas y los ciclos especulativos han amplificado estos problemas en economías emergentes y desarrolladas, te invito a leer nuestro análisis sobre el derrumbe del ciclo de materias primas, donde abordamos el impacto real que estos ciclos tienen sobre el endeudamiento y la estabilidad financiera.

En resumen, el “llegar y llevar” puede parecer una solución fácil en el corto plazo, pero sus efectos en la economía y en la vida de las personas suelen ser duraderos y difíciles de revertir. La lección está clara: el crédito debe ser responsable y estar enfocado en el desarrollo sostenible, no en el simple maquillaje de números.

Leave a Reply