Durante décadas, los llamados “hijos de Pinochet” han mantenido una fuerte presencia en la vida política, económica y social de Chile. Sin embargo, el paso del tiempo, los cambios culturales y la presión ciudadana han ido debilitando ese legado, marcando el comienzo de un ocaso visible incluso para sus antiguos defensores.

El término se refiere a esa generación de políticos, empresarios y militares que forjaron sus carreras durante la dictadura y se beneficiaron del modelo económico implementado en esos años. Para muchos chilenos, este grupo encarna una etapa del país que lentamente comienza a quedar atrás.

Cambios en la cultura política
En los últimos años, la demanda por transparencia, justicia y renovación ha ido creciendo. Nuevas generaciones exigen una democracia más inclusiva y menos ligada a las estructuras del pasado. Esto ha llevado a un lento pero constante desplazamiento de quienes, por años, tuvieron una posición privilegiada gracias a su relación con el régimen militar.

Desafíos y resistencia
Pese a estos cambios, algunos sectores aún buscan mantener el statu quo. La resistencia al cambio se manifiesta en el debate público y en ciertas políticas que intentan preservar beneficios o influencias obtenidas en décadas anteriores. Sin embargo, la presión social y el escrutinio mediático hacen cada vez más difícil sostener esos privilegios.

Una mirada hacia el futuro
El ocaso de los “hijos de Pinochet” no es solo un fenómeno político, sino también cultural. Representa la transición de Chile hacia una sociedad más consciente de su historia y más abierta a la diversidad. Si bien el camino no está exento de dificultades, la tendencia es clara: Chile avanza hacia una etapa en la que las nuevas generaciones tienen un papel protagónico y el peso del pasado pierde fuerza.

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