En los momentos de cambio social y político, la autocrítica se vuelve una herramienta fundamental para partidos, líderes y movimientos. La historia reciente de Chile ha demostrado que las victorias y las derrotas en procesos democráticos no sólo responden a factores externos, sino también a la capacidad interna de revisar decisiones, estrategias y discursos. La autocrítica, lejos de ser un acto de debilidad, es una muestra de madurez y responsabilidad colectiva.
Tras el plebiscito constitucional del 4 de septiembre de 2022, muchos sectores progresistas y de izquierda tuvieron que enfrentar un resultado adverso. El rechazo mayoritario a la nueva Constitución llevó a un debate profundo sobre los errores cometidos durante el proceso. ¿Hubo excesos? ¿Faltó comunicación efectiva con la ciudadanía? ¿Se descuidaron temas clave? Estas preguntas no pueden responderse con slogans ni justificaciones simplistas. Se requiere una reflexión honesta y una disposición real a aprender de los propios errores.
La autocrítica política es el punto de partida para recomponer confianzas, fortalecer la unidad y construir propuestas más sólidas y representativas. Los movimientos sociales y partidos políticos que practican la autocrítica tienen más posibilidades de adaptarse a nuevas circunstancias y recuperar el apoyo de la ciudadanía. Esto implica dejar de lado actitudes defensivas, reconocer las señales que envía el electorado y abrir espacios de diálogo interno.
No se trata solo de analizar lo que salió mal. La autocrítica debe ir acompañada de propuestas concretas para corregir el rumbo. Es fundamental escuchar a las bases, a los líderes territoriales y a la gente común, quienes muchas veces perciben antes que nadie los cambios de ánimo y expectativas en la sociedad.
En definitiva, la autocrítica política es una herramienta poderosa para quienes desean seguir siendo relevantes en escenarios cambiantes. Permite evitar el aislamiento, prevenir el sectarismo y reconstruir liderazgos genuinos. En tiempos de incertidumbre, reconocer los propios límites y buscar consensos es la mejor manera de avanzar hacia soluciones duraderas.
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